El tiempo no perdona a nadie. Quizá a Jennifer López, pero nada más. El Mazda2 lleva ya casi una década entre nosotros, y aunque ha hecho frente a los años con gracia, en 2024 no parece igual de deslumbrante que en 2015 (J Lo sí. Punto para J Lo). Por eso y para seguir dando de qué hablar en la categoría de los hatchbacks en México, el más pequeño de los Mazda juega la carta de un motor más potente, una segunda actualización de diseño y el estreno del apellido Signature. ¿Vale la pena? Lo tuvimos a prueba.
Comencemos por lo evidente a simple vista, el rediseño. No hubo una transformación radical, pero sí retoques por aquí y por allá para sacudirse los años y adaptar su apariencia a los últimos lanzamientos de la casa. En esencia estamos ante el mismo auto que en 2015, aunque con una nueva parrilla, parachoques de aspecto más deportivo y con pinceladas nuevas en faros y calaveras.
Es la primera vez que se ofrece una versión Signature. Desde afuera la identificarás por sutil detalle rojo en parrilla y difusor —en el resto de la gama es amarillo—, la doble salida de escape, las carcasas de acabado negro brillante, el techo en símil de fibra de carbono y la parrilla de acabado tipo panal. Calza rines de 16” y es la única versión que se puede pedir en pintura Polymetal Grey.
La sazón deportiva de esta versión continúa al interior, con la introducción de tapicería en gamuza con costuras rojas en contraste, tanto para asientos, como para tablero y puertas —incluso las traseras—. En general, la cabina convence, pero el paso de los años se nota. En su época quizá no se extrañaban acabados más suaves al interior, hoy sí, pero la década que lleva a cuestas en realidad se refleja en el cuadro de instrumentos y en el sistema multimedia.
En tiempos donde algunos hatchbacks ofrecen pantallas de 10.25” e interfaces de infotenimiento más avanzadas, el Mazda2 se limita al display de 7” que ha llevado toda la vida. Ahora es compatible con Android Auto y Apple CarPlay de forma inalámbrica, pero la resolución y el tamaño ya se quedan algo cortos. Mismo caso con las pantallas monocromáticas del cuadro de instrumentos.
Eso sí, en términos de equipamiento, el Mazda2 Signature acierta. Podría tener más cosas, como quemacocos o espejo retrovisor electrocrómico, pero por 388,900 pesos, el equipamiento es realmente convincente. Incluye head-up display, llave inteligente, control crucero, tapicería en gamuza, A/C automático, faros de LED automáticos, sensor de lluvia y cámara de reversa (aunque de baja resolución). Lo único que sí se echa de menos por el precio es un sensor de estacionamiento y descansabrazos.
El espacio nunca ha sido el fuerte de este auto. Quienes viajen en los asientos traseros igual algo apretados hacia lo alto y lo largo, y no tendrán grandes amenidades. Para un auto que ronda 400,000 pesos en 2024 sí se extrañan puertos USB de carga, salidas de A/C o al menos un descansabrazos donde colocar bebidas. No hay portavasos atrás.
Al volante convence por equilibrado
Lo mejor de este auto se vive al volante. Aun con 9 años a cuestas, el chasís se mantiene interesante. Mazda2 se apoya correctamente en curvas, con una dirección ligeramente firme para la categoría —y se agradece al ir rápido— y una suspensión con un puntito de rigidez que transmite bastante al conductor. Es un hatchback comunicativo y bien balanceado entre sensaciones y comodidad.
Luego está el motor. El gran protagonista de esta versión Signature. Es de 2.0 litros y desarrolla 141 hp y 137 lb-pie. No son números deslumbrantes, pero para un hatchback de apenas 4 metros de largo y 1.1 toneladas, son números bastante holgados. Hay potencia suficiente para rebasar sin complicaciones, para incorporarse con agilidad y para mantener buenos ritmos en autopista sin necesidad de ir forzando el motor.
¿Es deportivo? No. Su aceleración no es explosiva y la caja es precisa, pero no particularmente rápida. Es más rápido que la media de su categoría y nada más, sin que ello signifique que no haya momentos en que despierte sonrisas. Simplemente es un hatchback para quien quiere un auto pequeño y bien equipado, sin que ello le obligue a un motor apretado.
Eso sí, ojo con el consumo. En carretera va bastante bien, promedié más de 16 km/l, pero en ciudad ronda 9.1 km/l.
No es novedoso, pero sí lo mejor que hay a ese precio
El Mazda2 no es ni una oda a la modernidad ni el hatchback más completo que te puedes llevar en esta categoría, pero sí el mejor hatchback que te puedes comprar por algo en torno a 388,900 pesos. O al menos el más balanceado. SEAT Ibiza te ofrece mejores acabados y un chasís más moderno, pero se queda corto en potencia y en asistencias de seguridad; KIA K3 tiene una versión con motor de 2.0 litros y va a tope de tecnología, pero ronda los 460,000 pesos. ¿Mejor un Mazda3? Estoy de acuerdo, pero no tiene versión hatchback a un precio similar.
Al final, Mazda2 Signature no es un hatchback revolucionario, pero sí honesto. Además, con una gama que parte de 318,900 pesos —288,900 pesos para el sedán— deja un amplio abanico de opciones para diferentes necesidades. Si no sales mucho a carretera, por ejemplo, no tiene sentido irte por la versión Signature. El i Grand Touring te ahorrará 30,000 pesos y bastante gasolina.
