Es bien sabido que la Reina Isabel ll, tenía un particular gusto por los automóviles, gusto que surge desde la Segunda Guerra Mundial, cuando tuvo que aprender a conducir durante su función como apoyo al Servicio Territorial Auxiliar de Mujeres. Además de aprender a conducir, también adquirió conocimientos en mecánica, fortaleciendo así, su vínculo con los vehículos automotores.
A lo largo de su vida adulta, la Reina, tuvo a su disposición un sin fin de automóviles, mismos que fueron utilizados tanto para el servicio de la realeza como para su uso personal, por lo que algunos de estos autos eran modificados de acuerdo a las necesidades de la familia real.
Uno podría pensar que dentro de este centenar de autos utilizados por la Reina Isabel ll, solamente existieron modelos pertenecientes a marcas de lujo, como Rolls Royce, Bentley, Land Rover, Aston Martin o Jaguar, pero también había marcas de mayor volumen y menos costosos, por lo que un vehículo de una marca americana, se convirtió en uno de los más modestos utilizados por la Reina Isabel ll.
Se trata de un Ford Zephyr Estate de 1956, un modelo cuya producción tuvo lugar entre 1950 y 1972. Considerado como uno de los autos más grandes de la década de los 50, esto en su versión vagoneta o state y también uno de los primeros modelos fabricados en masa en el Reino Unido.
El Ford Zephyr contaba con un bloque de seis cilindros de 2.5 litros que producía 86 hp, alcanzaba una velocidad máxima de 142 km/h y ofrecía un consumo de 10 litros cada 100km recorridos. La transmisión era manual de tres velocidades, con sobremarcha opcional y justo en 1956 se comenzó a ofrecer con caja automática, mientras que los cuatro frenos eran de tambor.
Cabe destacar que algunas de las modificaciones que regularmente tenían este y otros autos de la realeza eran; espacios especiales para los perros Corgi y compartimentos para las armas de caza, dos de las aficiones predilectas de la Reina de Inglaterra.
