Toyota C-HR, a prueba: el SUV sólo por el gusto de tener uno
Pruebas de coches

Toyota C-HR, a prueba: el SUV sólo por el gusto de tener uno

Los SUV están de moda. No hay que estar inmerso en el mundo de los coches ni seguir la industria día con día para darse cuenta que cada vez hay más y más camionetas en los estacionamientos. Chicas, medianas, grandes, cuadradas, redondas, azules, amarillas y, en un día especial, hasta descapotables. La oferta ha crecido exponencialmente y el Toyota C-HR llega a México para no quedarse fuera de esta tendencia.

Con una talla de 4.36 metros, lo nuevo de Toyota se acomoda en el segmento de los SUV subcompactos. A nivel mundial se ha consolidado como el vehículo híbrido más vendido, y aunque a México llega con una configuración mecánica tradicional, lo hace con la intención de acaparar las ventas más caprichosas dentro del mercado de los B-SUV. Lo hemos puesto a prueba.

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El Toyota más extrovertido de la gama

...de la gama, por no decir de la historia. Con el Toyota C-HR, los japoneses rompieron el molde. Se aventuraron a crear algo nuevo y por fin salieron del marco tan tradicional que habían seguido con modelos como RAV4, Corolla o Yaris. El C-HR persigue el espíritu de un prototipo y luce trazos muy peculiares inspirados en un coupé.

Por tanto, hablar de Toyota C-HR es hablar de diseño. Echa un vistazo a la silueta y a la manera en que el techo se desvanece en el medallón, que además es pequeño. La cintura está muy bien marcada por líneas de estilo y el poste C da continuidad a la zona acristalada del vehículo. Ahí, por cierto, se esconden las manijas de las puertas traseras.

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La silueta de coupé, la trasera elevada y los enormes pasos de rueda lo hacen lucir como prototipo.

El contorno está marcado por plástico sin pintar para denotar su estilo todoterreno, que parece imperdonable hasta en un SUV de concepción urbana. Al frente hallaremos una parrilla inferior grande y una superior más pequeña. Los faros son de diseño afilado y estilo muy japonés. Aunque no lleva la tira de LED que ofrece en otros mercados, sí hay luces de conducción diurna con este sistema de iluminación. Los faros principales llevan proyectores, pero son halógenos.

Quizá la parte más interesante del C-HR se esconde en la parte trasera. Y digo "esconde" sólo por decir, porque las proporciones de sus distintos elementos son bastante vistosas. Hay un enorme alerón encima del medallón y un saliente en la zona media del portón trasero. Las calaveras tienen forma de cuña, hay salidas de aire simuladas y un gran difusor de plástico sin pintar, muy bueno para disimular arañazos por descuidos al estacionarse.

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Háblame de diseño, no de funcionalidad

El lado B de las líneas caprichosas se encuentra al hablar de funcionalidad. Cuando digo que el C-HR es un SUV sólo por el gusto de tenerlo, me refiero a eso: un coche con un diseño espectacular para presumir, pero que renuncia a algunas de las cualidades más solicitadas en un SUV, como lo son el espacio interior y la practicidad adicional a cualquier otro vehículo.

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Aunque el espacio interior no es malo —de hecho hay buen lugar para piernas—, la sensación de amplitud se ve limitada por el tamaño de las ventanas traseras. La caída del medallón al estilo de un coupé también repercute al limitar el espacio para cabeza; los pasajeros más altos irán rozando el techo. Se agradece que el piso sea plano, sin embargo, la posición del descansabrazos delantero interfiere con el espacio para rodillas de la plaza central trasera.

El volumen de la cajuela refleja el enfoque urbano y juvenil del C-HR. Pensado como un SUV familiar o para salir de viaje se queda muy corto con un volumen de carga de apenas 297 litros. La boca de la cajuela no es muy ancha y el acceso es elevado, lo que puede dificultar cargar objetos pesados. Al cerrar, el medallón tampoco se llevará del todo bien con piezas altas. Llama la atención que al abatir los asientos traseros, el piso de la cajuela quede más elevado que la base de los sillones.

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Una notable atención al detalle en la cabina

El concepto extrovertido del exterior se refleja en la cabina. Para demostrarlo está el diseño asimétrico del tablero, con una línea que fluye de puerta a puerta y pasa por encima de la pantalla táctil. Sus formas minimalistas no influyen en la ergonomía, aunque sí que es verdad que se agradecerían espacios adicionales para guardar objetos.

Nos gustó la calidad de los acabados. Los plásticos de la parte superior del tablero son de tacto agradable, mientras que los laqueados no se perciben económicos. Hay ciertos elementos "de diseño", como un relieve de rombos en el techo o una trama muy particular para los paneles de las puertas; su acabado simula diamantes y, aunque resulta atractivo a la vista, el plástico es duro y de sensación económica. En su defensa, los reposabrazos están forrados en piel y la superficie es acolchada.

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Quizá sea la selección de materiales o la atención al diseño lo que logra disimular algunas ausencias en el equipamiento, y es que por 359,900 pesos hay algunos elementos que se extrañan. Los seguros, por ejemplo, son eléctricos pero no automáticos —más vale no olvidar cerrarlos manualmente al arrancar. No hay quemacocos, faros de LED, control de velocidad crucero, tapicería en piel ni cámara o sensores de reversa. Estos últimos sí que son necesarios porque, pese a las dimensiones compactas del C-HR, la visibilidad trasera no es la óptima y estacionarse puede ser más complicado de lo que parece.

En el polo opuesto, el SUV más pequeño de Toyota es de los pocos en su categoría que ofrecen climatizador automático de doble zona —lo común en el segmento es de una zona— y sensor de lluvia. A la lista se suman freno de estacionamiento eléctrico con función auto hold, sensor de luz, infotenimiento con pantalla táctil de 7 pulgadas, controles de audio al volante, siete airbags y control electrónico de estabilidad.

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Una conducción cómoda con un as bajo la manga: suspensión independiente

Al volante, el C-HR sorprende por el refinamiento de su marcha. Parece que los años en que la austeridad de Toyota se reflejaba en el volante han quedado atrás. Hay buen aislamiento acústico y son pocas las vibraciones que se cuelan en la cabina. El chasís, además, demuestra un buen trabajo para conseguir un manejo confortable sin llegar a sentirse excesivamente blando ni torpe.

Su conducción no es deportiva como podría sugerirlo su apariencia, sin embargo, los amortiguadores absorben bien las irregularidades en las calles. Los viajes en la banca trasera resultan particularmente cómodos gracias a un esquema de suspensión trasera independiente —de los pocos en su categoría— con lo que se consigue un comportamiento menos saltón y mayor sensación de control en curvas. Hay un body-roll notorio, pero se apoya correctamente.

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Como corazón, el Toyota CH-R utiliza un motor atmosférico de 2.0 litros, capaz de generar 148 hp y 142 lb-pie. Sus cifras podrían parecer apenas suficientes para desplazar su masa, sin embargo, el equilibrio de manejo es bastante bueno. Los más entusiastas sí echarán de menos un propulsor más potente, pero en el día a día hay suficiente poder.

La transmisión CVT prioriza el rendimiento de combustible y la comodidad. Sorprende el refinamiento en la suavidad de los cambios y el funcionamiento en general; no es una transmisión torpe ni lenta, aunque dista de ser rápida o favorecer una conducción ágil. En ciudad, el promedio que marcó la computadora fue de 9.6 km/l.

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Un SUV recomendable si ya has leído las letras pequeñas

El Toyota C-HR es un SUV interesante. En entornos urbanos se mueve como pez en el agua, es seguro, cómodo y llamativo. Lo cierto es que quien busca un SUV, usualmente quiere algo más de espacio y de capacidad de carga. Si sabes que el diseño de este vehículo te obliga a renunciar a estas características, quizá estés ante el coche correcto.

Entre sus principales competidores, el más cercano es el Mazda CX-3: un SUV de diseño llamativo —y poco espacio— que coquetea con la misma idea juvenil del C-HR. Se encuentran también el KIA Soul con una relación valor-precio interesante y diseño peculiar, y el Suzuki Vitara de estilo más tradicional, pero con la opción de dar un salto hacia un motor turbo. Si has leído las letras pequeñas que implica llevarte a casa un C-HR, no hay razón para decirle que no.

7.7

Acabados8.5
Seguridad9
Equipamiento7
Infotenimiento7.5
Comportamiento8
Motor7.5
Transmisión8
Consumo7.5
Espacio interior6
Precio7.5

A favor

  • El diseño rompe el molde.
  • La cabina está muy bien resulta a nivel calidad.
  • Hay una buena calidad de marcha y de confort.

En contra

  • Faltan elementos de equipamiento.
  • La visibilidad hacia atrás no es la mejor.
  • Sacrifica espacio y cajuela por diseño.

Toyota C-HR

Toyota C-HR C-HR

$359,900

  • Motor: 4 cilindros de 2.0 litros
  • Potencia máxima: 148 hp @ 6,100 rpm
  • Par máximo: 142 lb-pie @ 3,800 rpm
  • Transmisión: Automática CVT
  • Tracción: Delantera
  • Frenos: Disco / Disco
  • Peso: 1,470 kg
  • Velocidad máxima: N.D.
  • Aceleración de 0 a 100 km/h: N.D.
  • Suspensión delantera: Independiente tipo McPherson
  • Suspensión trasera: Independiente de doble horquilla
  • Longitud: 4,360 mm
  • Cajuela: 297 litros
  • Consumo urbano: 9.6 km/l
  • Consumo en carretera: N.D.
  • Consumo combinado: N.D.
  • Emisiones de CO2: N.D.
  • Capacidad del tanque: 50 litros

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