Manejamos el BMW i3s en Lisboa, el primer paso hacia los 'hot-hatches' eléctricos
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Manejamos el BMW i3s en Lisboa, el primer paso hacia los 'hot-hatches' eléctricos

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El tiempo corre y no espera a nadie. Mientras escribo estas líneas sobre el BMW i3s, intento recordar la última vez que reproduje un CD de música, que utilicé un mapa de papel o que busqué algún contacto en la agenda telefónica —que por cierto, ya ni recuerdo dónde está. En algunos años, y quizá no demasiados, probablemente así hablaremos de los coches con motores de combustión.

Hace cuatro años se estrenó el BMW i3 y hoy, con su actualización, no sólo llega con una apariencia más fresca. Trae a un hermanito llamado i3s que supone el primer —e inminente— paso de los alemanes hacia el mundo de los hot-hatches eléctricos. Viajamos hasta Portugal para ponerle las manos encima a lo que dentro de algunos años será el día a día: una propuesta deportiva y eléctrica.

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Un BMW i3 más comprometido con la velocidad

Hay algo muy bonito que sucede con todos los coches eléctricos: el par máximo está disponible desde el primer roce del acelerador. Lo único que hace falta es acondicionarlos para una conducción más deportiva. En esencia, de eso se trata lo que nos propone el BMW i3s, cuyo propulsor gana 14 hp y 15 lb-pie para quedar en unos interesantes 184 hp y 199 lb-pie, que le valen para llegar a 100 km/h en 6.9 segundos y alcanzar una velocidad máxima de 160 km/h.

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El i3s lleva barras estabilizadoras más gruesas, una dirección más directa y una suspensión rebajada 10 mm.

Sin embargo, lo más significativo no está en sus cifras, sino en los cambios que recibe el chasís con el fin de ofrecer una conducción más divertida. En primer lugar, la dirección fue revisada para transmitir un tacto más directo. El i3s también estrena barras estabilizadoras más gruesas, que junto con una suspensión deportiva rebajada 10 mm y amortiguadores revisados, promete un comportamiento más amigable con las curvas. Y la cereza del pastel: es tracción trasera.

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Las baterías son pesadas, pero sobre la báscula marca apenas 1,265 kg gracias al uso de CFRP y aluminio.

En apariencia, la gente de BMW nos explica que el diseño exterior del i3s tiene mucho que ver con la distribución de peso. Si notas las líneas horizontales que recorren la zona baja de las fascias, es porque los diseñadores justo buscaban enfatizar dónde se concentra el peso, y es que con el paquete de baterías de 33 kWh colocado en la base, el centro de gravedad baja y eso ayuda a un mejor paso por curva.

Para su construcción, el BMW i3s recurre a la misma fórmula de cualquier i3: un chasís en aluminio y una célula de pasajeros fabricada en plástico reforzado con fibra de carbono, de manera que el peso final queda en unos razonables 1,265 kg, distribuidos casi a la perfección entre cada eje: 47% al frente y el resto atrás.

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Al volante del BMW i3s: ¿un verdadero hot-hatch?

Basta de teoría y comencemos a hablar de cómo se plasma todo lo anterior en la vida real. En principio, así como nos lo plantean, sonaba a que en BMW convirtieron al i3 en un hot-hatch eléctrico, pero el resultado fue un nivel menos: un i3 mucho más amigable con la velocidad y divertido de manejar, aunque no propiamente un deportivo en toda la extensión de la palabra.

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El BMW i3s se entiende de maravilla con entornos urbanos. Tiene las dimensiones ideales para ello.

Comenzamos la prueba en entornos urbanos. Ahí, antes que agradecer la nueva puesta a punto de suspensión, dirección o asistencias, nos encantaron las dimensiones del auto. Es 40 mm más ancho que un i3 convencional, por lo que sus medidas son prácticamente las de un Golf de espejo a espejo, pero las de un Ibiza a lo largo, por lo que se cuela de maravilla entre las estrechas calles de Lisboa. La ruta fue muy cuidadosa en meternos por las calles más estrechas que encontró, pero no es queja: nos sirvió para comprobar que, efectivamente, el i3 fue diseñado para entornos urbanos.

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Sorprende la afinación del control de tracción. Ya no salta por cualquier motivo y es eficaz incluso en aceleraciones súbitas.

Luego de buenos minutos doblando esquinas, por fin dejamos atrás la ciudad y partimos rumbo a Estoril. En la autopista totalmente recta pudimos comprobar, en primer lugar, lo silencioso de su andar y el buen nivel de insonorización de la rodadura y del viento. Conforme pasaron los kilómetros también pudimos catar la efectiva respuesta del motor. Se agradecen los 184 hp y 199 lb-pie disponibles al instante, pero más nos gustó la capacidad de transmitir todo ese poder súbitamente sin perder una gota de tracción. Con el i3 anterior nos había pasado que incluso saliendo de un tope, con el roce del acelerador destellaba el testigo del control de tracción y sentíamos la intervención del sistema. En este caso, la electrónica del i3s está mucho más pulida.

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Cuando las puertas del Circuito de Estoril se abrieron para nosotros, no pudimos probar el i3s en pista. BMW tenía preparado un pequeño trazado con curvas cerradas, eslalom y una recta sobre piso mojado para poder catar las capacidades del chasís.

Partiendo desde cero sobre el piso mojado, comprobamos nuevamente la eficacia de la nueva afinación del control de tracción, mucho más sutil, y la magnífica respuesta del propulsor eléctrico. Al llegar a la curva, notamos una dirección mejor afinada, pero aún de tacto muy artificial. Además, la carrocería se inclina algo más de lo que nos gustaría en un deportivo y es que, a pesar de que la suspensión fue ligeramente endurecida, su enfoque sigue siendo más hacia el confort. En el eslalom ayudó mucho el centro de gravedad bajo y la dirección rápida, pero nuevamente hay más body-roll del ideal en un vehículo deportivo.

No es un deportivo, pero sí un i3 muy divertido

Al final, con autos como el M2 o el M5, estamos seguros de que en BMW tenían todos los recursos para convertir al i3s en un auténtico hot-hatch eléctrico entregado por completo a la deportividad, pero entendemos que sería un modelo muy de nicho y quizá, por ahora, las ventas no justificarían la inversión.

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Con los cambios que recibe este i3s le alcanza para dibujar sonrisas a los entusiastas y conservar la eficiencia propia del i3, con una autonomía de hasta 280 kilómetros —200 km en condiciones de uso diario— y la destreza para moverse entre entornos urbanos. Con el facelift llegan tecnologías como el Traffic Jam Asist para conducción semiautónoma en atascos —lo utilizamos y cómo relaja el manejo. Lleva, además, lo que ya conocíamos en este auto: infotenimiento con servicios en línea para clima, noticias, correo, tráfico en tiempo real, entre otros.

La estrategia de BMW con coches eléctricos apenas comienza. En un par de años veremos un X3 EV y un nuevo sedán, sin olvidar —ahora sí— su hot-hatch eléctrico, un MINI E del que ya se ha presentado un prototipo. Mientras tanto, el i3s es una buena antesala a lo que se avecina.

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