Hyundai Elantra GLS, prueba (parte 1)

Hyundai Elantra GLS, prueba (parte 1)
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Teníamos muchas ganas de ponerle las manos encima al Hyundai Elantra Limited Tech –el tope de gama–, pero se nos quitaron cuando en su lugar llegó a la redacción la versión GLS –la de acceso a la gama– para recordarnos que muchas veces no todos tenemos el dinero para comprarnos la versión más equipada de un auto.

No es con afán de reproche ni mucho menos, al contrario, nos parece sorprendente que Hyundai se sienta segura de sus productos incluso en las versiones de entrada… ¿Qué otra marca se atrevería a mostrar en los medios el modelo menos equipado de la gama? Punto extra para Hyundai.

De la vista nace el amor

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Las marcas poco a poco van entendiendo que el consumidor del nuevo milenio ya no se conforma con un auto que sea rendidor, espacioso y cómodo; también debe ser visualmente atractivo. Hyundai tiene muy claro este punto. La prueba es la estética del Elantra, que demuestra que se puede prescindir de rines enormes, faros de niebla o exceso de cromo para conseguir un look vanguardista.

Las curvas que van desde la fascia hasta el cofre, de los faros al poste C y de las salpicaderas a las calaveras consiguen un auto con mucha presencia. Además, el tamaño de las calaveras –que se alargan hasta el perfil del auto– le inyecta carácter, algo que definitivamente le hacía falta a los autos asiáticos de no hace muchos años.

Durante la semana que lo tuvimos a prueba el auto fue confundido por algunos valet parking. Ninguno se tomó la molestia de mirar el nombre del auto, confiaron en sus conocimientos sobre la industria, pero no acertaron; el primero escribió “Atitud” sobre el papel, el segundo le vio cara de Honda. Estos primeros meses serán duros para el Elantra, pero con el tiempo conseguirá su propia identidad en el mercado.

¡Vaya sorpresa!

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Habiendo notado que el auto contaba con rines de apenas 15” y que carecía de faros de niebla, esperábamos un interior monótono y muchos huecos indicando que ahí podría haber una pantalla o un botón si hubieras pagado por el modelo equipado. La realidad es completamente opuesta. De no ser porque la palanca de velocidades es igual de simple que la del Grand i10 o el volante no tiene mandos de audio –ni está forrado en piel–, a simple vista no hubiéramos notado que se trataba de la versión de entrada.

Todos los mandos son eléctricos –vidrios, espejos y seguros–, cuenta con aire acondicionado, computadora de viaje y todo lo necesario para subsistir en el tráfico. El equipo de sonido no es ni bueno ni malo, la calidad del audio está en la media, pero la compatibilidad con dispositivos está una raya debajo del promedio; si bien tenemos entrada auxiliar y puerto USB con módulo para iPod, no hay conexión Bluetooth ni siquiera para conectar el manoslibres. Entendemos que es el modelo de acceso a la gama, pero vehículos mucho más económicos (como el Versa) lo ofrecen desde su versión de entrada. De ahí en fuera, el equipamiento cumple con las expectativas.

Calidad: de lo mejor en el segmento

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Este curioso reloj digital, sobreviviente de los años 90.

Uno de los puntos más fuertes del nuevo Hyundai Elantra es la calidad de fabricación del habitáculo. Para empezar, el diseño del tablero es bastante llamativo, pensado para llevar una pantalla táctil de 4.3 pulgadas o una simple pantalla LCD digital como la de nuestro modelo de prueba. Los mandos están al alcance del conductor y los instrumentos se leen con claridad.

A lo largo del tablero también encontraremos materiales de diferentes colores y texturas. El acabado tipo piano que da forma al equipo de sonido realza la calidad que, en general, es de lo mejor del segmento. El plástico que recubre la parte superior del tablero es suave y de vista agradable; los demás también lucen bien, pero no ya son suaves. Los ensambles, por su parte, dejan ver el esmero con el que Hyundai fabricó el Elantra: puedes circular por la calle peor pavimentada de la ciudad y aun así no escucharás ningún ruido extraño en el habitáculo.

Un punto donde el Hyundai Elantra no está tan bien parado comparado con sus rivales (como el Jetta o el Honda Civic) es en espacio interior. Es cierto que sus 4.55 metros –que exteriormente parecen más– crean una cabina amplia, pero las plazas traseras escriben el nuevo capítulo de la batalla “diseñadores vs ingenieros”: el espacio se ve ligeramente castigado por la caída del medallón, robando un par de centímetros para cabeza.

Continuará... Continúa

En Motorpasión México | Hyundai Grand i10, prueba

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